miércoles, 30 de enero de 2008

fotos...

Noche sin luz, más que la luna, que se dejaba retratar...

"El cielo del atardecer peinó sus nubes para recibir la noche" (La Carlota, martes tormentoso).


Atardecer de La Carlota
















miércoles, 23 de enero de 2008

(despertares)



Duermes... o quizás estás despierta más allá de este sueño, entretenida con algun recuerdo que guarda tu memoria... buscando lo que ansías, buscando respuestas de esta vida...

[ yo aquí a la espera de tu regreso]

(...)

Llueve sobre la ciudad…de entre las hojas y el agua turbia intenta erguirse más allá de las adversidades de la naturaleza…




fue arrastrado hasta aquí: todos dicen haberlo visto, enfrentándose al viento, al agua... y caer tendido sobre mi cuneta…


la tormenta lo ha golpeado, lo ha astillado, está quebrado y ya no tiene fuerzas para seguir.
Olvidado allí, entre la mugre y en soledad…
[ yo lo observo…]

martes, 22 de enero de 2008

Atardecer en una ciudad difusa (2007)






Los Suplicantes (2006)






El hombre absorto, mira al cielo
anhelando una respuesta a su angustia existencial,
a sus pedidos,
a sus ruegos,
a sus incertidumbres…
Se enfrenta al inconmensurable cosmos que no logra aprehender…

... para calmar su desasosiego.
Con ansias,

con angustia,
con esperanza…
... espera...

Resignificando a los Suplicantes de la Cultura Alamito (Arte Amerindio del Noroeste Argentino).

La Culpa (2005)


Cecilia nació cuando yo tenía casi 4 años. En esa etapa se me durmió el recuerdo… desde verla a mi madre embarazada, su panza, el día en que me dieron la noticia de que iba a tener una hermana, hasta el día mismo en que nació. Sólo guardo una imagen y un sentimiento de cuando llegó a este mundo: mi curiosidad por conocerla y mi mano tomando a suya, pequeña, dentro de la incubadora.
Naturalmente sentí amor y felicidad desde el primer día…pero también hubo celos y bronca de mi parte, porque me sentí desplazada y abandonada por culpa de su presencia… y paralelo a esos sentimientos…íbamos creciendo y nuestras vidas seguían transcurriendo juntas. Era inocente e inconsciente de su retardada evolución; nunca me dijeron directamente que ella tenía problemas (Síndrome de West), que no era normal…pero lo fui sintiendo y vivenciando con el tiempo.





Y pasaba el tiempo, más rápido de lo que podía registrarlo y ella sólo balbuceaba nombres, gateaba y se paraba con inseguridad ayudándose de la pared…y no se podía integrar a nuestros juegos, pero igualmente siempre estaba ahí, entre todos nuestros juguetes entre nuestras historias y fantasías, en todo momento compartiendo con mi hermana mayor y conmigo.
Se me viene el pasado de golpe y me muestra imágenes de su infancia y la mía…cuando intentaba pararse, cuando hacía “cuquito”, su pelo suave, rubio y rizado, su forma de amarnos, su risa, su boca, su mirada, nuestra forma de comunicarnos a través del “nariz-nariz”, su alegría constante…pero los pocos sonidos emitidos, sus fonemas, sus pocas palabras, su timbre de voz….eso se me quedo quién sabe dónde…


Y fui creciendo con todo esto…y todo formó parte de mi realidad, de mi normalidad; me fui construyendo y cargando con miles de cosas que en ese momento no podía explicarme ni entender; también con la ilusión de que su problema era algo pasajero, observando la angustia de mis viejos de no poder hacer más nada que lo mucho que hacían, y que eso, encima, no cambiaría su situación totalmente…y en medio de todas estas cosas y con todos esos sentimientos, me fui haciendo sola…y me fui cargando de responsabilidades, de prejuicios ficticios que nadie me había impuesto pero que yo sí los sentía, ante las imposibilidades de mi hermana; como “deber” como hija, como anhelo de mis padres…para librarla de culpas, para compensar tanto dolor, para hacerlos felices, para demostrarles que yo sí podía hablar, caminar, ser normal, desenvolverme con mis cosas y darles gratificaciones…pero no me di cuenta que todo eso me llevaba a perder mis propios sentimientos, mis deseos…mi identidad, fabricándome una piel o coraza que me imposibilitó ser… y con la que conviví por años.


No sé desde cuando empecé o cuándo incorporé el “hacerme cargo” con mi propio cuerpo, con mi propio ser, con mi sentir, de sus imposibilidades y de lo que supuestamente generó con su llegada para con mis padres…como si fuera propio lo ajeno: lo importante es que hoy quiero quitarme esa mochila, para simplemente ser.
A.S.-


……………

Los invito a reflexionar, a través de mi obra, acerca de lo que nos pasa generalmente cuando cargamos con una “mochila” que no nos es propia...y les propongo dejarla y animarse a superar cualquier adversidad, para seguir adelante.

Presencia de ausencias (2004)

No siempre es probable que el cuerpo nos abra al contacto (físico-real) con el/los otro/s; en ciertos casos no es posible... Y tal sentimiento queda “depositado” en el cuerpo y en la mente como sensación, deseo reprimido, anhelo o angustia de no poder ser con el otro. Y la posibilidad de lograrlo o no, genera la presencia o ausencia de esos cuerpos, esa unión o contacto que desean... Un vinculo, un encuentro, posible o imposible.





La obra es metáfora del momento en que un cuerpo presente carga con la huella de un cuerpo ausente que anhela poder presentarse en cuerpo (conformar un volumen, tener un espacio lleno con el otro), para así establecer el encuentro...

Los vestigios de un cuerpo ausente que aparecen impresos en un cuerpo presente, quien nos muestra el indicio de que el otro pasó por allí, dejó sus rastros... Plasmó en él su corporeidad dejando sólo marcas y vacíos.



Pienso en ese deseo de encuentro, en el deseo de contacto de ambos cuerpos: uno, con necesidad de existencia; el otro, con deseos de convertirse en causa de experiencias, en futuro receptor y a la espera de ese cuerpo ausente, que desea ser, que fue alguna vez y dejó sus huellas como indicio de presencia, como recuerdo, como cicatriz...



...Huellas que se apropian de lo ajeno, que irrumpen en lo presente, para ser con el otro...

A.S.-



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Con esta obra participé en el “Premio Argentino de Artes Visuales 2006”, un Premio Nacional que otorgaba la Fundación OSDE y a través del cual mi obra quedó seleccionada para exponer en el Museo Caraffa y para concursar luego por el premio mayor con las otras zonas del pais. Luego de exponer en el Caraffa, mi obra se exhibió en IMAGO, Espacio de arte en Bs. As, con el resto de los preseleccionados y con los finalmente premiados.




Aqui... una foto de mi obra (solo con la base, sin las patas) en IMAGO, Espacio de Arte, Bs. As.